Las cocinas de infrarrojos e inducción tienen una superficie totalmente lisa y garantizan una limpieza rápida sin utilizar detergentes agresivos. Las cocinas de infrarrojos alcanzan en unos segundos los 500°C y están dotadas de un testigo, situado en el plano, que indica la presencia de calor residual hasta 60°C. En las cocinas de inducción el ahorro energético lo garantiza el alcance inmediato de la temperatura máxima dentro de los recipientes de cocción manteniendo a la vez el plano completamente frío. La alta eficiencia energética se debe a la ausencia de dispersión térmica.